Las personas que padecen de accidentes cerebrovasculares suelen presentar impedimentos psíquicos y físicos, que van desde problemas de visión a deficiencias motoras, que conducen a la causa número uno de discapacidad de adultos en todo el mundo, teniendo un gran impacto en la salud pública.

Aproximadamente el 87 %de los accidentes cerebrovasculares (ACV) en adultos son de etiología isquémica y ocurren cuando el flujo sanguíneo cerebral está bloqueado por un coágulo o un evento mecánico. Inmediatamente después del accidente cerebrovascular, los mediadores inflamatorios pueden exacerbar el desarrollo de edema cerebral y una lesión secundaria del tejido.

Los coágulos se pueden desintegrar con medicamentos o eliminar, pero el daño al cerebro continúa mientras la parte afectada del cerebro permanezca hinchada.

Hasta la fecha, no existe un tratamiento farmacológico aprobado que esté dirigido a la neuroprotección en el accidente cerebrovascular isquémico agudo, y la única terapia aprobada para tratar a los pacientes que sufren un ACV isquémico es el activador del plasminógeno tisular; sin embargo, relativamente pocos pacientes son elegibles para esta terapia.

Numerosos ensayos clínicos realizados durante las últimas 2 décadas han probado una variedad de intervenciones farmacológicas para reducir la lesión tisular y mejorar los resultados funcionales después del accidente cerebrovascular agudo, pero sus resultados no han sido tan prometedores como se esperaba

En este entorno, un equipo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Duke en Estados Unidos, realizó un estudio que muestra que el de uso de ciertos tipos de células madre contenidos en la sangre del cordón umbilical favorece la recuperación del accidente cerebrovascular.

En estudios realizados en modelos animales, la administración de células madre humanas exógenas como tratamiento para el accidente cerebrovascular ha demostrado que las células madre sobreviven y secretan factores tróficos que se cree mejoran la neurogénesis y la angiogénesis.

La Dra. Joanne Kurtzberg, afiliada al Programa de Terapia Celular Clínica y Translacional Robertson, así como al Instituto de Investigación Translacional de la Universidad de Duke y autora principal de la investigación, expresó:

Creemos que las células primitivas que se encuentran en la sangre del cordón umbilical pueden ayudar a reducir la inflamación en el cerebro más rápido y rescatar algunas células del cerebro que están al borde de la muerte”.

Para investigar esto, los investigadores realizaron un ensayo clínico de fase 1 abierto para evaluar la seguridad y viabilidad del tratamiento.

En la prueba participaron 10 adultos con edades comprendidas entre los 45 y 79 años de edad, quienes sufrieron un accidente cerebrovascular isquémico agudo de la arteria cerebral media. A los participantes se les administró una única dosis de sangre de cordón umbilical entre 3 y 9 días después del accidente cerebrovascular.

Los investigadores encontraron que el tratamiento es seguro, bien tolerado y factible. Además, se observaron mejoras en el resultado funcional en todos los participantes a los 3 meses después de la fusión.

Referencia: Allogeneic Umbilical Cord Blood Infusion for Adults with Ischemic Stroke: Clinical Outcomes from a Phase 1 Safety Study. Stem Cells Translational Medicine. https://doi.org/10.1002/sctm.18-0008