La revista Nature adelanta hoy online cinco trabajos importantes para su futura aplicación médica, y que además abren un nuevo flanco en la investigación del cáncer. De forma insólita, tres de los trabajos son españoles.

Los cinco trabajos que se publican hoy avanzan hacia el uso médico de las células iPS, y además revelan un nexo esencial entre las células madre y el cáncer: el gen p53, tal vez el oncogén más importante. Estos trabajos han sido realizados por los laboratorios de Shinya Yamanaka en la Universidad de Kyoto -el descubridor de las células iPS-; Honrad Hochedlinger, del Hospital General de Massachusetts en Boston; Juan Carlos Izpisúa, del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona y el Salk Institute de California; y los de María Blasco y Manolo Serrano, ambos en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas en Madrid.

En conjunto muestran que uno de los principales genes que reprime la aparición del cáncer, p53, también reprime la reprogramación, o conversión de las células somáticas (del cuerpo) en células madre iPS. «Esto quiere decir que p53 también actúa como un guardián contra la reprogramación de las células somáticas en el organismo normal«, explica Izpisúa. «Esto es importante para la hipótesis que viene discutiendo desde hace tiempo: que el cáncer consiste en una des-diferenciación de células diferenciadas«.

La técnica de producción de las células iPS descubierta por Yamanaka hace tres años consiste en añadir a las células de la piel tan sólo cuatro genes (los científicos del campo los llaman «factores de Yamanaka«). «El gen p53 es un sistema de control de calidad que actúa evitando la propagación de aquellas células que son subóptimas», explica María Blasco. «Esto, que ya se conocía en el contexto del cáncer, se ve ahora que también es muy importante para mantener la salud de las células en el contexto de los tejidos adultos; p53 impide que se propaguen las células madre (adultas) subóptimas, y así mantiene los tejidos sin daño, y con menos posibilidades de dar lugar a un cáncer«. Para Blasco, lo más interesante de los nuevos datos es la analogía entre la reprogramación y la oncogénesis.

Manuel Serrano explica que p53 es un sensor que integra la información de muchos tipos de estrés celular: altas temperaturas (o bajas), oxidación, agresiones químicas y demás. Dice Serrano. «Cuando falta p53, la manifestación más evidente es la acumulación de aberraciones cromosómicas que da lugar al cáncer«.

El País, 10/08/2009