Erine Cabrera, la niña manresana a la que se le realizó un trasplante de células de sangre de cordón umbilical de su hermana pequeña en 2008, ha traspasado la barrera de los dos primeros años tras el tratamiento, período durante el cual el peligro de recaída es mayor (hasta un 80%). Durante los próximos tres años, el peligro de recaída será tan sólo de un 25% y después, será muy difícil que deba volver a requerir tratamiento.
Cuando Erine tenía un año y medio fue diagnosticada de leucemia, una enfermedad cuya única vía de tratamiento era el trasplante de células madre hematopoyéticas de un donante compatible. Tras dos años y medio de espera, fue posible por fin realizarle este trasplante de células madre procedentes del cordón umbilical de su hermana recién nacida. Dos años después, la enfermedad de Erine continúa en remisión, aunque debe seguir realizándose revisiones periódicas.
Fuente: Regiò, 30/03/2010